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Ojo derecho:
En el exterior se encuentra una mujer adulta, de piel blanca, pálida. Tiene su vestido blanco manchado con tierra al igual que sus manos y piernas. Observa seriamente hacia abajo, cerca suyo, al poceado suelo de tierra. Detrás de ella se extiende un amplio parque con pasto,  árboles y un camino de tierra que finaliza en la puerta de entrada de un espacio construido de manera precaria. Las paredes y el techo están hechos de maderas desiguales, algunos clavos están salidos hacia afuera, las ventanas tienen forma cuadrada, son de vidrio y están cubiertas con telas de araña, la conexión eléctrica está a la vista, el suelo de cemento está sucio, tiene tierra y hojas. Apoyado contra una pared hay un cuadro de madera que contiene una pintura de una maceta con flores, será aproximadamente de 30x30cm, detrás suyo hay otro cuadro de madera de aproximadamente 35x50cm que está dado vuelta. Sobre otra pared hay una maceta de cerámica rota y una herradura de metal. Colgados en las paredes hay una hoz de metal y otro elemento de metal pequeño que no reconocemos. Sobre las ventanas hay otros objetos de metales. La bruma que hay en el exterior se cuela por la puerta y se puede observar a través de las ventanas de madera que también dejan ingresar la luz exterior al espacio. La madera, el cemento, el pasto y la tierra dan cuenta de la humedad de la mañana.

Ojo izquierdo:

Algo en particular que nos interpela de la fotografía es que tiene como único personaje a una mujer. Para nosotros la concepción de mujer como sujeto social contiene siempre un componente de escape, de devenir en fuga, de hablar y proponer por fuera de un lugar de poder o privilegio. Lo cual nos sensibiliza y nos invita a pensar también en todos esos colectivos vulnerados, violentados. 
La palidez y fragilidad de esa mujer, a la vez sentimos que es como la calma que antecede a un huracán, sobretodo por la unión de ella con ese exterior brumoso, con el bosque y su verde profundidad. 
La relación ancestral de la figura de la mujer con la naturaleza es una potencia inconmensurable, una fuerza que permite sentir problemáticas íntimas, polisémicas y, en este caso, también perturbadoras. El interior que observamos se encuentra indefenso por ese exterior, que se cuela por las ventanas y por los techos. Sentimos a esas maderas amenazadas por esa fuerza externa misteriosa, que desde la iluminación y la paleta de colores se hace presente de una manera avasallante y corrosiva.

Tercer ojo:

¿Qué sucede en el interior de esa mujer? ¿Cual es el lugar en el que se encuentra? ¿Qué significado tiene el blanco en nuestra cultura? Lo blanco rodeado de un lugar abandonado, sucio y sombrío. La luz devuelve una atmósfera húmeda, trágica, y tan nublada como esa mujer. En su silencio de colores fríos está contenido el sufrimiento, la asimilación, la pausa. En la posición de su cuerpo también esta declarado un camino a seguir, una dirección a la cual dirigirse, una vez que la pausa culmine.

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La fotografía está sacada con un lente angular, creemos que es más cercano a un 35mm que a un 28mm, altura baja, angulación normal. La iluminación se logra debido al día nublado lo cual hace que se vea una luz más plana, sin tanto contraste. Probablemente se haya sacado una mañana de bruma, pero eso se puede haber llegado a falsear con alguna máquina. Creemos que hay un refuerzo escondido detrás del vértice de la choza que levanta las luz que recibe la modelo desde el frente. 

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